Una película
independiente es una película que ha sido producida fuera de los
grandes estudios cinematográficos y, en EE.UU., principalmente con
personal no afiliado al sindicato. Por lo general es una producción
de bajo presupuesto de una productora pequeña. La nueva generación
de cámaras digitales contribuye a que sea más fácil realizar
películas y, por tanto, a una popularización del cine independiente
a nivel internacional en la actualidad.
Los actores que se prestan
a actuar en este tipo de cine independiente, aún los más
conocidos, cobran exiguas cantidades en comparación con las que
perciben en el cine comercial, debiendo en ocasiones improvisar ante
las cámaras a partir de una línea argumental.
No obstante, también en
el cine independiente, al margen de los grandes estudios, se
encuentran productos que han sido muy comerciales. Algunas películas
de éxito han sido Pulp Fiction Indiana Jones y el arca perdida (Raiders of
the Lost Ark, 1981), de Steven Spielberg, Blade
Runner (1982), de Rideley Scott, El precio del
poder (Scarface 1983), de Brian de Palma, El sargento de
hierro (Heartbreak Ridge, 1986), de Clint Eastwood y Quién
engañó a Roger rabbit (Who Framed Roger Rabbit, 1988) de
Robert Zemeckis.
Hubo
una época en que el propio Hollywood representaba tanto la
independencia como la innovación en el universo fílmico. Antes de
que se erigiera el imponente anuncio sobre una colina, aquél era un
lugar de sol, ideal para rodar fuera del estudio y, sobre todo,
lejano al monopolio de Edison en Nueva Jersey, además de un sitio de
apertura para las mujeres, los judíos y los inmigrantes.
Convertirse en una
industria cambió este panorama. Cuando hacer una película se
convirtió en una actividad rentable, los hombres hicieron a las
mujeres a un lado y hasta la fecha son pocas las productoras y
directoras. De diversidad racial, social o lingüística, mejor ni
hablar.
Aunque siempre han
existido filmes innovadores de bajo presupuesto comandados por
cineastas que desafían lo establecido, lo de cine «independiente»
bajo ese término y como lo conocemos hoy en día, gana empuje a
finales de los sesenta y principios de los setenta. Muchos (si no es
que todos) de los directores hoy consagrados por Hollywood como los
grandes vendedores de la taquilla, comenzaron siendo eso, cineastas
independientes, lejanos a los grandes estudios.
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